domingo, 12 de junio de 2011

COMPETENCIA LINGÜÍSTICA. SINÓNIMOS LÉXICO ACADÉMICO

El término competencia es derivado de “competente”, que fue incluido en los primeros trabajos de N. Chomsky sobre la “forma del lenguaje”. Es un concepto clave en su teoría ya que ésta es universal, independiente de cada lengua, y explica la habilidad humana para aprender la primera lengua. La teoría explica la competencia (competente), intuición consciente o no, del hablante nativo (su conocimiento de la lengua como hablante- oyente ideal).
La competencia es la realidad mental que respalda la ejecución (performance), el uso que el hablante hace de su lengua.
Pero, fue en 1955 que el lingüista rumano E. Coseriu lo formulara, explícitamente, en la teoría general del saber hablar, un modelo de competencia comunicativa, puesto que intentan dar cuenta de todos las subcompetencias, que según Coseriu un hablante debe dominar para "saber hablar".
A saber: "(...) dotar al alumnado de los recursos de expresión y comprensión, y de reflexión sobre los usos lingüísticos comunicativos, que le permitan una utilización de los diversos códigos lingüísticos y no lingüísticos disponibles en situaciones y contextos variados, con diferente grado de formalización o planificación en sus producciones orales y escritas ", como lo indican también Lomas, Osoro y Tusón,( 1993:14-15).
Las distinciones básicas que aporta Coseriu tienen su base en el saber intuitivo de cualquier hablante de cualquier lengua. Cualquier hablante, defiende el lingüista rumano, puede distinguir intuitivamente tres niveles en el lenguaje, que constituyen el saber hablar en cuanto conocimiento técnico del lenguaje: uno universal, otro histórico y otro individual. En palabras de Coseriu: "[.••] el lenguaje es una actividad humana universal que se realiza individualmente, pero siempre según técnicas históricamente determinadas ('lenguas')" (Coseriu 1981a: 269). Se trata, por tanto, de escalones del lenguaje en la medida en que se da una progresiva determinación del hablar. En un primer nivel todos los hombres adultos hablan, pero esta actividad se atiene a las normas históricas de una tradición idiomática de una comunidad determinada, es decir, siempre se habla en una lengua. Por último, esta actividad se realiza siempre individualmente, es decir, la actividad discursiva no es una actividad coral.
A cada escalón del lenguaje le corresponde una norma de "corrección" y, en consecuencia, un tipo de saber lingüístico en que se basa la actividad de cada nivel. De este modo, son tres los saberes lingüísticos por los que podemos enjuiciar si un texto está en conformidad o no con las normas de sus respectivos niveles del hablar.
La consideración del nivel universal y de los principios que rigen la actividad del hablar en este nivel es, pensamos, la aportación más llamativa de la teoría coseriana con respecto a otros modelos de competencia comunicativa. El hablar en general, es decir, la actividad de hablar considerada en el plano universal se realiza comúnmente de acuerdo a una técnica universal que puede llamarse saber elocucional.
Esta competencia lingüística general se refiere, pues, al hablar como tal, trasciende las lenguas particulares o, mejor, es anterior a ellas: es una competencia que impone restricciones y que exigimos espontáneamente al lenguaje en este nivel. Coseriu utiliza para denominar el criterio de corrección correspondiente a este nivel el de congruencia. De este modo, bajo el saber
elocucional un texto será congruente o incongruente según su conformidad o no con estas normas universales del hablar. Coseriu ha señalado, sin pretensión de exhaustividad, algunos de los principios que formarían parte del saber elocucional, como la exigencia de claridad, la coherencia, la no-contradicción, la no-tautología. No obstante, todos estos principios quedarían subsumidos en dos tipos de conocimiento: 1) los principios generales del pensar humano; 2) el conocimiento del mundo.
Con respecto al escalón idiomático, podemos juzgar un texto como correcto o incorrecto bajo el prisma de la corrección idiomática, es decir, se trata de ver si lo hablado corresponde o no a las normas de una tradición histórica del hablar.
Por fin, en el nivel individual, por lo que Coseriu denomina saber expresivo podemos juzgar un texto como adecuado o inadecuado. Coseriu ha diferenciado tres tipos de adecuación y así señala que lo adecuado corresponde a los diversos factores del hablar, de tal modo que con respecto al tema u objeto representado un texto puede ser adecuado inadecuada; en segundo lugar, será apropiado o inapropiado con respecto a los destinatarios; finalmente, hay que tener en cuenta las circunstancias concretas del hablar para ver si un texto es oportuno o inoportuno (Coseriu 1992:203-204).
La distinción de estos tres niveles es racionalmente necesaria porque a estos niveles corresponden tres tipos de contenido lingüístico. Al nivel universal le corresponde la designación, es decir, la referencia a la "realidad", a los estados de cosas reales o mentales. Al nivel idiomático le corresponde el significado o contenido de un signo en cuanto dado en una lengua que, como es sabido, puede isomórfico en otra lengua, puede ser parcialmente diferente o puede no existir en otras lenguas. Por fin, "el sentido es el contenido de un texto, es decir, lo que el texto expresa más allá (y a través) de la designación y el significado" (Coseriu 1981a:284).

SINÓNIMOS
¿Qué es la sinonimia? ¿Qué es un sinónimo?
Es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas palabras (llamadas sinónimos) u oraciones. Por tanto, sinónimos son palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo.
La sinonimia estricta es muy rara en las lenguas, y suele darse por la existencia de formas dialectales coexistentes, o en formas léxicas del mismo significado pero usadas en contextos diferentes. La sinonimia parcial es mucho más frecuente.
Para Emma Martinell Gifre hay sinónimos totales cuando dos o más elementos coinciden en su significado conceptual o cognoscitivo y en los significados; como consecuencia de lo anterior, son intercambiables en todos los contextos, es decir, tienen idéntica distribución. Los sinónimos parciales se caracterizan por conservar rasgos connotativos propios, de carácter poco preciso, cambiantes y subjetivos. En el ámbito de los referentes concretos quizá sea igual usar encendedor o mechero, pero ya no lo es hablar de pastilla o cápsula (lo designado no tiene la misma forma). Tampoco da lo mismo emplear suerte que chiripa, estante que anaquel.
En un ámbito conceptual, suceso y evento difieren en sus condiciones de uso, como tartamudear difiere de encasquillarse.
En toda lengua, la distribución geográfica, la estratificación socio-cultural, la gama de situaciones comunicativas, y la identidad de los hablantes comportan unas "variedades" que se corresponden con una variedad de "normas". Con todo, los hablantes tienen como punto de referencia un nivel estándar, dotado de prestigio, que ejerce una función cohesionadora. Ese nivel, aunque inconcreto, es el primero al que debería acceder el extranjero.
Es asimismo característico del planteamiento de la sinonimia reducir su campo de aplicación a la palabra aislada. En cambio, los filósofos del lenguaje entienden la sinonimia como equivalencia lógica entre dos frases (X es sinónimo de Y si X e Y tienen el mismo valor de verdad: "soy zurdo" y "uso la mano izquierda para lo que, en general, se usa la mano derecha"). Sigue siendo el significado conceptual el que está en juego ¿Deben considerarse sinónimas dos expresiones que refieran a una misma realidad extralingüística, aunque difieran en sentido? En tal caso, león y rey de la selva son sinónimos. En consecuencia, siguiendo el mismo hilo de razonamiento, lo son Fleming y el descubridor de la penicilina: un nombre propio y la descripción que se hace para identificar a la persona nombrada. ¿Y por qué no lo serán cualquier palabra entrada en el diccionario y su definición? La respuesta es inmediata: ya no cabe hablar de sustitución en diferentes contextos de habla.
W.P. Alston dio un nuevo giro al concepto de sinonimia que conviene conocer, pues se fundamenta en presupuestos comunicativos: dos elementos son sinónimos si contribuyen de la misma manera al "potencial perlocutivo" de las oraciones. Dicho de otro modo, si el receptor, a través de los dos, interpreta el mismo mensaje (no la misma intención, que esto derivaría del "potencial perlocutivo").
Un ejemplo que él propone es el de chivato e informador de la Policía. La restricción social que se deriva del valor peyorativo de chivato no afecta a lo que se dice, sino a cómo se dice. En resumen, lo que le interesa a la lingüística del texto es la posibilidad de la identidad referencial: habrá sinonimia si los dos textos se refieren a la misma porción de la realidad extralingüística.
Hemos elegido este tema porque creemos que es fuente de confusiones que se exteriorizan en errores de inadecuación de la palabra o la expresión al contexto verbal que la rodea. Tanto ella como yo hemos trabajado con palabras aisladas, no con expresiones o enunciados. Queremos dejar en claro que los rasgos de uso varían de una zona a otra, y son más difíciles de recoger en el diccionario.
Hemos preparado una información que consiste en una relación de parejas de términos que pueden calificarse de sinónimos, salvo que los separa un valor relativo a sus condiciones de uso.
1. El término estándar frente al correspondiente de un lenguaje científico o técnico. No juzgo necesario detenerse en ejemplos puesto que a pocos hablantes nativos les interesa saber que el ciempiés es la escolopendra.
2.  Lo estándar frente al correspondiente de un lenguaje más o menos sectorial. El ámbito de la medicina proporciona oposiciones como: grano/ántrax; forúnculo; campanilla/úvula; sobaco/axila; diarrea/colitis. Si deseamos ampliar la zona sectorial a términos del mundo económico, social, laboral o político, que llenan las páginas del periódico o se oyen en la radio y en la televisión, podemos utilizar casos del tipo de: banco/escaño; llegada/meta; señal/cicatriz; dirección/serias; disco/semáforo; traslado/mudanza; ruina/bancarrota; corrección/enmienda. Es tarea del profesor mostrar con ejemplos tan contextualizados como desee que el término sectorial es semánticamente más restringido, el estándar más amplio y, por lo mismo, de aplicación más imprecisa.
3. El término estándar frente al correspondiente más culto: pelo/cabello; verano/estío; perro/can; cara, rostro/faz; beso/ósculo; deseo/apetencia; lujo/boato; suceso, acontecimiento/evento; agujero/orificio; muerte, defunción/óbito; barco/nave, buque.
4. Lo estándar, en uso, frente al correspondiente arcaizante. Puede que una de las palabras remita a algo que ya no existe: no hay mazmorras, pero si calabozos. Y no media mucho entre exilio y destierro por más que el segundo pensemos que es imposible usarlo. Si bien hay casos claros, luego la frontera se va haciendo imprecisa; los hablantes de español de zonas distantes entre sí, de zonas urbanas o de zonas rurales, mayores unos y adolescentes otros, no estarán necesariamente de acuerdo con mi propuesta, que es: exilio/destierro; equipaje/impedimenta; calabozo/ mazmorra; alabanza/loa, loor; aeropuerto/aeródromo; joya/alhaja; pendientes/zarcillos; pena/cuita; cubo/balde; lado/costado, flanco; cambio/trueque; cliente/parroquiano; estante/anaquel; anillo/sortija. Pero muchas discusiones quedarán zanjadas al consultar el diccionario de frecuencia de palabras españolas.
5.  Pero lo estándar frente al correspondiente popular. El estándar resulta más neutro; el popular, más expresivo, ya debido a su carácter metafórico (encasquillarse), ya a una contundencia que redunda en una cierta peyoración (chantaje). El término calificado de "popular" no tiene una forma más fácil -me refiero a la reacción del extranjero-; cualquiera de las dos puede tener étimo latino, incluso ser un cultismo, como anticuado que, frente a antiguo, conserva la consonante sorda.
LÉXICO
1.- El léxico
2.- El léxico académico
3.- Clasificación de las palabras
4.- Monotonía y pobreza lexical
El término léxico es amplio. Puede ser interpretado desde el punto de vista gramatical como vocabulario, palabra o palabras, diccionario o archivo lingüístico mental (que atañe a cada individuo hablante y no hablante).
Para la Real Academia Española (RAE), el término léxico es un adjetivo que tiene diversas acepciones:

a) Relativo al léxico o vocabulario: riqueza léxica de un escritor; se propuso realizar un estudio léxico del español de América; encontraron algunas diferencias léxicas entre los dos textos.
b) Conjunto de las palabras de una lengua: el léxico del español es muy abundante; aunque sé mucha gramática, debo mejorar en el léxico para dominar el inglés. Vocabulario.
c) Conjunto de palabras y expresiones propias de una región, de una actividad, de un periodo determinado, o de una persona, en especial un autor: el léxico de Quevedo es muy culto; quiere estudiar el léxico de Toledo; el léxico de la medicina tiene muchos cultismos y tecnicismos. Vocabulario.
d) Antiguamente, diccionario de la lengua griega.
e) culto Diccionario. Lexicón.

Gramaticalmente se le considera como el conjunto de voces o vocablos de un idioma o lengua. Pero éste no es fijo ni invariable, lo cual es lógico, ya que se evoluciona o transforma en la línea que la sociedad cambia.
Por ejemplo, con los nuevos avances tecnológicos, la aparición de objetos que necesitan ser nombrados, la evolución de la sociedad...todo ello ha facilitado la creación de nuevos términos e incluso hacen que cambie la forma o el significado de una palabra ya existente. Heredado: palabras patrimoniales, cultismos y semicultismos.
Para el caso del castellano o español, el léxico de nuestra lengua es variado. Está formado por palabras de distinta procedencia, por préstamos de otras lenguas o por términos creados a partir de los procedimientos de formación. Así tenemos:
a) Palabras patrimoniales. Son las que proceden del latín pero se han ido introduciendo en distintos momentos en la historia sin experimentar apenas cambios fonéticos e incluso semánticos. Ej.: germanus hermano, oculum  ojo.
b) Cultismos. Son palabras procedentes del latín que se han ido introduciendo en distintos momentos, bien por pertenecer a determinados ámbitos -jurídico, eclesiástico, etc.- bien porque entraron tardíamente y no experimentaron cambios conservando su forma latina o una muy parecida: spiritum espiritu, humerus humero.
En ocasiones encontramos dobletes. Un mismo término ha dado lugar a un término patrimonial y un cultismo: cátedra y cadera provienen de Cathedram.
A la vez, hay semicultismos que debido a su tardía introducción en nuestro idioma no han evolucionado completamente - es decir- no han llegado a ser palabras patrimoniales: Speculum   espeglo  espejo.
EL LÉXICO ACADÉMICO
Ahora, cuando nos referimos al léxico académico, éste se caracteriza por ser producto de un trabajo exhaustivo de investigación y confrontación de fuentes; por ello, no se debe incorporar información que no sea extraída de estudios o investigaciones serias. Otra característica, es exponer o enunciar una idea adecuadamente fundamentada o justificada. Pero es importante que se explicite el propósito que se persigue con este lenguaje.
Entre los errores más frecuentes en el aspecto de su contenido, se encuentran los siguientes: la desviación del tema o tópico tratado, la redundancia o repetición innecesaria de la información, la falta de consistencia o de fundamentación de la información, y la incongruencia temática o contradicción entre ideas.
Estructura
Al léxico académico también lo denominamos texto académico, caracterizado por la organización de ideas basada en las leyes de la lógica y el raciocinio; por esta razón, por más sólida e importante que sea una información, si esta no es presentada de modo coherente, pierde de modo considerable su valor y eficacia. Por ello, las ideas deben presentarse de modo tal que evidencien un hilo conductor. Para lograr este objetivo, es necesario que siempre se diseñe antes la secuencia en que aparecerán las ideas del texto. No hay que olvidar que es preciso disponer la información organizada en unidades temáticas claramente diferenciadas; esto es, en párrafos. Esto último, precisamente, conforma uno de los principales errores que se presenta en la elaboración de textos con relación a su estructuración.
La expresión académica
El léxico académico se caracteriza por revelar un gran cuidado en la presentación de las ideas, tanto en los aspectos de formato cuanto en el estilo del discurso elegido. Por eso, se debe evitar errores de este tipo como: escribir sin distribuir simétricamente la información en la página; no tener en cuenta la caligrafía o la tipografía; no respetar los márgenes, las sangrías o los subrayados; hacer borrones o tachones; emplear abreviaturas informales, entre otros.
Se debe tener cuidado en la elección del estilo o nivel de lengua característico del mundo académico (estilo objetivo, serio, técnico, científico, etc.) y no se debe escribe en forma coloquial, subjetiva o informal. Entre los errores más frecuentes, están el uso de la segunda persona ("tuteo"), el uso de calificativos que expresan emotividad, el empleo de un léxico impreciso, coloquial, informal o impropio, el descuido en el empleo variado de referentes y conectores, etc.
La normativa española
El léxico académico, por su naturaleza convencional o formal, tiene como característica guiarse por las normas vigentes del idioma en el que se escribe: reglas de puntuación, reglas gramaticales, reglas ortográficas, etc. Debe tomarse en cuenta al intentar escribir un texto de este tipo, pues no se debe considerar solamente el contenido corno lo único importante, y olvidar o no ser conscientes de las exigencias en cuanto al manejo de "formas" que son propias del estilo académico.
MONOTONÍA Y POBREZA LEXICAL

Entre los aspectos de la monotonía del habla, que son las transgresiones al habla, existen 5 tipos: cacofonía, monotonía, ambigüedad, barbarismos y solecismos.

a. Cacofonía: se presenta tanto en el lenguaje oral como escrito, consiste en repetir silabas o sonidos, quedando éstos muy próximos. Son además sonidos poco gratos al oído.
Ej: atroz zozobra.
b. Monotonía: utilización de un mismo vocablo para referirse a distintas situaciones, debido a la pobreza del vocabulario. Se clasifican en:
monotonía de estilo: sin mucha variedad léxica, la expresión pierde propiedad y precisión.
ej: la señora hizo un vestido.
monotonía de léxico: corresponde al uso de palabras sin finalidad clara o necesaria "muletillas"
ej: te fijas, que me miro, te fijas...
c. Ambigüedad: oscuridad en la expresión, que no se entiende, puede además, haber más de una interpretación.
ej: cuna para niños de fierro.
también: asimismo, así mismo, a sí mismo//por qué, porque, porqué, por que//si no, sino.
1) omisión del sujeto oracional: no vino hoy.(quien?)
2) mal uso del adj. "su": conversaron de su problema.
c. Barbarismos: uso de vocablos impropios por v. causas.
1) barbarismo ortográfico: provocado por el mal uso de letras y/o acento. ej: beterraga//betarraga.
2) barbarismo morfológico: alteración en las palabras.
ej: hubieron//hubo.
3) barbarismo sintáctico: incorrección en la oración por reiteración o empleo de palabras innecesarias.
4) barbarismo léxico: utilizar palabras impropias, obsoletas e innecesarias.
a. neologismo: palabras o voces nuevas innecesarias que tienen otras equivalentes.
b. arcaísmos: palabras antiguas, en desuso.
c. extranjerismos: uso de términos foráneos. Se usa por moda, desconocimiento o pedantería.
5) barbarismo fonético: atentar contra la mala pronunciación. La alteración de letras en una palabra.
d. Solecismos: faltar a las reglas sintácticas y a la concordancia.
e. Transgresiones semánticas: emplear una palabra con significado indebido.

•Pobreza léxica
 Uno de los defectos más frecuente es el de repetir las mismas palabras o expresiones, debido, sin duda, a un acervo léxico limitado. Veamos el ejemplo siguiente: " Me gustó mucho el pueblo; pero lo que más me gustó del pueblo fue la plaza porticada. Sin embargo, a mis padres les gustó más la torre de la iglesia del pueblo." Este texto podría haber sido redactado así: " Me gustó mucho el pueblo; pero lo que más me impresionó fue su plaza porticada. Mis padres, sin embargo, quedaron prendados de la torre de la iglesia."
La repetición de verbos excesivamente polisémicos como "hacer", "haber", "tener", "ser", etc., o de sustantivos como "cosa", "cuestión"... es clara muestra de pobreza léxica y estilo poco elegante. Se trata de conseguir más variedad léxica y mayor riqueza de matices semánticos, empleando otras palabras más exactas y precisas.